En sus diseños de rutinas se obsesiona porque la música se sienta adhoc a cada movimiento, sea divertido y se trabaje todo el cuerpo de manera que aunque sea una clase muy intensa se disfrute y genere endorfinas.
Sus clases están llenas de estilo, a pesar de ser muy exigente su buena vibra se contagia en el salón de clases. Busca que sus alumnas logren la perfección en cada movimiento.
Le gusta meter un toque hip-hopero a las rutinas y hacerlas lo más disfrutables posible. Al escuchar las canciones visualiza pasos que el cuerpo haría sobre el trampolín y convierte sus visiones en ejercicios fluidos y muy prendidos.
Diversión y buena vibra es lo que encontrarás en su clase, sin dejar a un lado la exigencia para que la alumna de su mayor esfuerzo. No hay mejor sentimiento que un cuerpo bien ejercitado y saludable.